Esencia de Ruptura.

Situado en el templo de la modernidad, uno de tantos, veo mi vida pasar con un sabor a café en la boca; irónica paradoja, los últimos momentos de mi vida han tenido irrevocablemente alguna relación con ese místico grano de exquisita esencia. En un café conocí a esa mujer que desplegaba libertad frente a mis ojos y, en el momento del acercamiento, no demostraba nada más que una inseguridad infantil. Esa necesidad de aprecio y demostración que yo sentía tan añeja y distante. Ese sentimiento tan ajeno, ya sea por negación o por mera ingenuidad.

En un café me encuentro ahora, después de un momento de probable rompimiento. Cordial ruptura que se da entre juego y violencia. Afán cruel de lastimar al ser querido con una sonrisa en la cara y un corazón que dice: nunca te quise.

Cómo no volverse escéptico en un océano de pantallas, de mascaras y sombras. En un baile de mascaradas habremos de tomar e interpretar un papel que, de acuerdo a las reglas sentadas por el anfitrión, habrá de ser representado a cabalidad, menospreciando cualquier ruptura o desgarre que su realidad conlleve.

Esta es mi vida, feliz azar que me motiva y me lleva de la mano, ser nada sería más cómodo, no obstante mucho menos digerible.