Los gitanos. O una argumentación que no se sí sea valida. O un punto de vista que probablemente cambie después. O un título que no tendría porque ser.

Mientras leo "La revista del alumnado del ITAM" me topo con un artículo de Julián Meza, un renombrado profesor de esta escuela y, según entiendo, gran pensador de ésta época. Habla acerca de su condición de gitano. Hace una alabanza a los gitanos por su desprendimiento y su capacidad de adaptación, por no vivir una envidia insaciable y por contraste, por contraste emprende un ataque frontal contra cualquier religión o nacionalismo que se le ponga en el camino. Raro sentimiento provocó en mí su lectura.

A sabiendas que no hay forma en que yo pudiera ganar alguna argumentación en el tema, y estando claramente conciente de que no he leido ni un octavo de lo que Julián ha leido, me cuestra trabajo aceptar completamente su teoría de que el desprendimiento absoluto conlleve la felicidad. De que la poesía romántica pueda más que el apasionado tomar-para-sí. Hacer propio. Sin esta capacidad, o buscando evitarla, el ser humano se ve flojo, se ve frágil. La vida de nomada puede tener muchas ventajas, anything does, pero por muy interesante-seduce-chicas que pueda escucharse, no estoy seguro que pueda convertirse en una vida plena.

No soy tan existencialista después de todo. Laugh your ass off.