The Big Taco

Tanta información en Internet que un poquito mas no hará dañó, y si es inutil e insulsa mejor...

Thursday, April 20, 2006

Oyeee.... sonríe.... por favor...

Este texto comete el primer sacrilegio de la vida académica, no cita a nadie. Después de dar la vuelta de noche por un periférico sin autos, por un enjambre sin abejas, no me siento con ganas, es más, me repele la idea de citar a Voltaire, a Russell, a Aristóteles, a Locke, a Marx, a cualquiera. No creo que por esto tenga menos sustento (¿qué más respaldo que un pensamiento de medianoche?).

La libertad es un concepto riesgoso, la libertad es un estado de ánimo. Somos libres sin siquiera desearlo, deseamos ser libres cuando nos es imposible, buscamos obstáculos que superar y retos que intentar. Cuando estas barreras no existen actuamos como un velero a la deriva, no hay ningún señalamiento que nos indique quienes somos y hacia a donde vamos. Ya no hay una señal en el horizonte a la cual rebasar para llegar a la siguiente. Se nos olvida cuestionarnos de que material es del que estamos hechos, nos hacemos en el trayecto de retazos de metal, caoba y hule espuma. La inestabilidad será entonces la característica primordial del transporte, esta inestabilidad es lo que hace que el viaje valga la pena. “Life is a risk” acabo de leer en el perfil de una chica como su frase favorita. La vida es un riesgo, asumiendo este riesgo nos extasiamos al ver que existen leones, panteras y tanques buscando impedir nuestro avance. Nos aventamos.

En esta aventura, sin embargo, nos olvidamos agradecer por el mar que nos sostiene, por aquellas personas que nos quieren y que nosotros queremos. No es que seamos malagradecidos, somos olvidadizos, están ahí para nosotros, siempre lo han estado, ¿por qué no habrían de estar todo el tiempo? Damos por sentado la constante convivencia con estas personas, de hecho para nuestra curiosidad cualquier nuevo individuo es mucho más interesante, buscar entre sus callejones y veredas es la tarea a cumplir.

Esta libertad es la libertad de ampliar nuestra perspectiva y crecer, este crecimiento es una excusa para olvidar. Hollywood es un experto en plantear tramas donde después de llegar a la cima el protagonista se da cuenta de todo lo que ha dejado en el camino, y a pregunta expresa nunca habría considerado hacerlo, pero ya es demasiado tarde. En este ascenso lo que importa es colocar el banderín, al fin y al cabo cada uno debe de escalar su propia cima, ¿o no?. Pero qué tal si esta cima no existe sino en su mente, que tal qué el destino del hombre sea conformarse. Cuando estamos en la base no vamos a descansar hasta lograrlo, una vez sobre el pedestal nuestra primera acción no es mirar hacia el cielo, es voltear hacia abajo, recapitular todo aquello por lo que hemos pasado, sentir la nostalgia de lo vivido, desear poder beber a sorbos cada momento –fotos, diarios, charlas melancólicas, archivos, video-. Estoy de acuerdo en que no podría hacerse sí de facto no hubiera existido este pasado, pero mi punto es: cuando nos ponemos metas buscamos completarlas, cuando lo hacemos nos ponemos nuevas y así hasta que llega el día en que nos damos cuenta que ya no hay de otra más que disfrutar de su añoranza. Entonces porque no disfrutamos, mejor, día a día, a cada persona que interactúa en nuestra vida, cada aroma que toca nuestros labios y cada momento que es. ¿Tendrá nuestro corazón un espacio para guardar todo aquello que estúpidamente desecha nuestro intelecto.?

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