Ley Federal de Radio y Televisión. No necesito exponer los detalles, es una mierda.

He vuelto, el espíritu se reanima con pequeños fragmentos de realidad encajada, la esperanza se tambalea con una sonrisa que indica nerviosismo y, por que no, un tajo de cinismo.

La Ley Federal de Radio y Televisión es, ahora, un nuevo leviatán que se nutre frente a nuestros apáticos ojos. Esta iniciativa es un yugo que oprime y, más importante aún, asfixiara nuestra capacidad de elevar la voz. Probablemente en estos momentos sea algo demasiado distante, pero cuando algunos cuantos sean los únicos con capacidad de expresarse, y éstos no vean más allá de sus intereses económicos, es entonces cuando añoraremos aquello que dejamos ir sin siquiera parpadear. En el peor de los escenarios orwelianos, lo primordial es coartar la libertad de asociación y de expresión, el Estado es un organismo represor que se mueve como una veleta llevada por intereses económicos y políticos que le permitan perpetuar su poder.

No debemos dejar de lado el caso de Italia, con Silvio Berlusconi la sociedad se ve envuelta en una tragicomedia donde la corrupción y los clientelismos se desenvuelven a su antojo, al tiempo que para la gente no hay otro refugio que susurrarlos como una propia leyenda impune. “El cuarto poder” acaba con los otros tres, la separación de poderes se torna en una figura anacrónica pisoteada. ¿Cómo se dará a conocer el descontento de los ciudadanos cuando éste sea contrario al plan de los “reyes” mediáticos?. Porque reyes son en esta tierra unos cuantos y nosotros nos dejamos pisotear como escoria.

Un buen amigo me hizo un presagio que él ve como inminente, el acabose de nuestro país. No país como patriotismo refrito, ni como delimitación territorial, país como un grupo de personas con expectativas, metas e interrelación natural. Este país es ese donde sus pobladores permiten que “sus representantes” les escupan en la cara, que permiten que ya no sea necesario mentir, el cinismo y la desvergüenza son más que suficientes. Tristeza inmensa me conmueve, y tal como mi amigo espero estar equivocado pero no se vale que nos dejemos, no se vale que no hagamos nada.