¿Quién?

Llegando tarde de la escuela fue cuando se dió cuenta que su vecino, aquel que solía esconderse tras las cortinas de su apartamento, era pintor. No solo esto, pintaba todas las noches aquellos escenarios que suelen escurrirse de nuestra vida como lienzos con excesos de negro, de obscuridad.

Pero no para él, su relativamente cercano compañero de desvelos, que entendía las noches como incubadoras de sueños (literalmente). Como entramados de profundidades dadas que no buscaban ser comprendidos, únicamente reflejados.

Desde ese momento no estuvo tranquilo. Su capacidad creativa se había esfumado; tenía un prozaico espejo que no le dejaba crear. Nunca sabría el significado de prozaico.